He nacido en un barrio de Sevilla donde se tiende por fuera, un día antes de cerrar el año 1984.
Mujer y comedora de quesos. Doctora Cum laude desde la guardería en inventiva. Criada en las canteras de la costa noroeste gaditana, crecí creyéndome ser una piedra dura de Chipiona. Por tropezón caí en un aula de teatro y descubrí la excusa perfecta para mentir sin juicio. Me diplomé en Arte Dramático con formación en cine, danza y literatura. Desde hace más de 20 años soy actriz. Actriz sin dinero, así que también me dedico a escribir, dirigir, producir, distribuir y cualquier infinitivo necesario. Soy una Angélica Liddell de lycra.

Cuando me preguntan cómo estoy, contesto ‘Bien’ y bajo esa premisa escribí lo que es mi primera pieza escénica como única creadora e interprete, Te quiero por si me muero, que pretende ser una conversación de casa puerta tan personal que parezca tuya.
Dicen que hay que hacer tres cosas en la vida. He empezado por plantar cactus y suculentas, no sé si llegaré al árbol. La familia, ‘No Gracias’, y en cuanto al libro, pues por no pasar por esta vida sin cumplir, estoy probando… y así de paso dejo este vicio de conjugar tan malamente los verbos.
La Herencia será la base de mi segundo proyecto en solitario, pero esas líneas aún no están escritas.